Para Fabbri en el fondo, en la vida cotidiana “todos somos agentes dobles”, en tanto tenemos que conjugar constantemente diferentes lógicas heterogéneas para la vida en común, para lo que la homogeneidad de la “fidelidad a un único bando” (que implica una filiación y una identidad claras) impide cualquier negociación del propio estatus, rigidizando nuestras posibles interacciones