T:

El estado alterado no es sólo ese de despelote, de delirio, de apertura de posibles (nuevas sexualidades, corporeidades, modos de decir o no decir). Sí, es un estado de apertura, pero también de inacabamiento. No es sólo la caja de Pandora que se abre, sino  la búsqueda de una tapa de arcón que no se cierre sobre esos monstruos que escapan y traen problemas, fricciones, o problemas al mundo para que los resolvamos juntos.

No es ya sólo que «no cierre antes de tiempo», o una búsqueda del «momento justo» (al modo del Latour de Políticas de la Naturaleza), sino que quizá el estado alterado es ese que necesita aprender técnicas para que la tapa no cierre, para poner palos en la rueda del progreso y la racionalidad de gobierno, para que el mundo administrativo y todo lo que permite no gire sobre sí mismo, olvidando a los usualmente olvidados.

En suma: ¿Y si el “estado alterado”, quizá, pudiera definirse como ese estado de estar en búsqueda de un no-cierre, a pesar de que en el proceso se consiga estabilizar derechos, instituciones y formas de la administración? 

G:

Estoy muy de acuerdo… en cierta medida los estados alterados operan como descriptores de la rupturas, los intersticios, los quiebres y las inestabilidades de las tramas estatales, pero sobre todo son herramientas para poner en suspenso la tendencia a la clausura de sus formas. Los estados alterados posibilitan alterar las formas de ser y estar en un doble sentido, alterar como forma de inquietar, molestar, disturbiar pero también como una manera de hacer presentes a los otros ausentes y ausentados.

Me gusta la idea de que no sólo sea un abrir sino también sostener esa apertura…

T y G (a los gritos): ¡EL ESTADO ALTERADO ES UN INTERSTICIO!

1 thought on “Estado alterado como no-cierre – Una conversación

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